Alcachofa de Ducha Iones Negativos BL-1018 | Presurizada Sobrealimentada | Ahorro de Agua | Bolas Minerales Purificadoras

Alcachofa de Ducha con Iones Negativos BL-1018

Alcachofa de ducha presurizada sobre alimentada, diseñada para mejorar la experiencia de la ducha, aumentar la presión de salida del agua y reducir el consumo, incorporando un sistema de bolas minerales purificadoras para la generación de iones negativos.

Cabezal Presurizado Sobre Alimentado

El rociador proporciona una descarga de agua fina y uniforme, con una gran área de pulverización. El panel de acero inoxidable con perforaciones láser incrementa la presión de salida, mejorando la limpieza y optimizando el consumo de agua.

La inclinación del cabezal respecto al mango mejora notablemente la comodidad durante la ducha, evitando la necesidad de inclinar manualmente la alcachofa.

El cabezal puede desarmarse completa y fácilmente para su limpieza. Durante el montaje es importante asegurarse de que las juntas queden correctamente colocadas para evitar fugas fortuitas.

Materiales y Diseño

Fabricada en ABS de alta calidad, incorpora un proceso de galvanoplastia multicapa que proporciona un acabado de brillo espejo duradero.

El cuerpo y el cabezal transparentes permiten controlar visualmente el estado del agua y la duración de las bolas minerales, facilitando el mantenimiento y el reemplazo cuando sea necesario.

Iones Negativos

Los iones negativos se encuentran de forma natural en entornos donde el agua está en movimiento, como cascadas, ríos, lluvia o el mar. La ionización negativa se asocia a una mayor sensación de bienestar general.

Por el contrario, los iones positivos predominan en espacios cerrados y con alta contaminación electromagnética. La ionización del agua consiste en intercambiar iones positivos (oxidantes) por iones negativos (antioxidantes). En este sentido, la ducha iónica actúa como un complemento para mejorar la experiencia diaria del aseo.

Estructuración del Agua y Efectos Prácticos

Cuando se habla de estructuración del agua, no se hace referencia a un cambio químico del agua (sigue siendo H₂O), sino a la organización de sus moléculas. En condiciones normales, las moléculas de agua tienden a agruparse formando clústeres relativamente grandes.

Las bolas de turmalina negra incorporadas en esta alcachofa poseen propiedades piezoeléctricas naturales. Al entrar en contacto con el flujo de agua y la presión de la ducha, generan microcargas que favorecen la reorganización de las moléculas de agua, ayudando a que estos clústeres se fragmenten en agrupaciones más pequeñas.

Desde un punto de vista práctico, un agua con moléculas más finamente estructuradas ofrece una sensación más suave y envolvente durante la ducha. Esto es relevante porque las células del cuerpo humano estructuran el agua de forma natural para poder absorberla con mayor facilidad. Al recibir un agua previamente estructurada, el contacto con la piel resulta más agradable.

La Ducha Iónica

El uso de filtros iónicos con minerales ayuda a reducir el olor a cloro y la sensación de sequedad en la piel y el cabello.

• Contribuye a una mayor sensación de bienestar general.
• Ayuda a reducir el estrés y la fatiga.
• Favorece una mejor sensación en pieles sensibles.
• Mejora la experiencia de la ducha a largo plazo.

El Poder de las Bolas Minerales

La combinación de minerales y su estructura micro-porosa ayuda a absorber impurezas, materia orgánica y metales pesados, evitando que sean absorbidos por la piel.

• Turmalina negra: Ayuda a reorganizar la estructura del agua, favoreciendo la fragmentación de las moléculas en agrupaciones más pequeñas y aportando una sensación más suave durante la ducha.

• Sulfito de calcio: Ajusta el pH del agua a un valor ligeramente alcalino (7,2–8,5), elimina cloro, flúor y calcio, suavizando el agua dura y mejorando la sensación sobre la piel y el cabello.

• Mineral infrarrojo: Ayuda a eliminar bacterias, residuos de la piel, cloro residual y metales pesados, aportando una acción antioxidante.

Se recomienda reemplazar las bolas minerales cada uno o dos meses, dependiendo de la calidad del agua y de la frecuencia de uso.